Hace unos días tuve oportunidad de ver la nueva película de Luis Estrada “El infierno” y desde que vi el cartel donde, junto a los famosos carteles del gobierno federal donde el 2010 hace referencia a los 200 años de independencia y a los 100 años de la revolución, se puede leer la catastrófica frase “No hay nada que celebrar” supuse que la cinta iba a traer consigo una profunda reflexión sobre la situación actual que vive el país. La historia narra el regreso de Benjamín a su pueblo natal después de 20 años de haber permanecido en los Estados Unidos, país del cual es deportado por las autoridades de migración, sin embargo, al retornar se encuentra con la noticia de que su hermano fue asesinado y decide ir a investigar las razones de su muerte al pueblo donde éste residía y que tiene por nombre San Miguel Narcangel; al llegar se encuentra con un enfrentamiento a balazos entre dos bandas de sujetos en grandes camionetas, una de las lugareñas le informa que el narco se ha apoderado del lugar y que estas macabras confrontaciones son cosa común ahí, así mismo le comunica que su hermano pertenecía a una de estas bandas y que era apodado “el Diablo” y que estaba casado con una mujer que trabaja en una cantina del pueblo, al escuchar esto Benjamín decide ir en busca de su cuñada, posteriormente se entera de que ella tiene un hijo de su hermano al que apodan “el Diablito”. Benjamín se involucra sentimentalmente con su cuñada y comienza a trabajar de talachero con su padrino, sin embargo su sobrino cae preso y la policía le exige el pago de 5 mil dólares como “mordida” para dejarlo en libertad, al no tener esa cantidad se marcha de la comandancia y regresa al negocio de su padrino donde se encuentra con un viejo amigo de la infancia al que le dicen “el Cochiloco”, mismo que tiene el trabajo de matón para uno de los grupos de narcotraficantes que operan en la zona, la precaria situación de su sobrino orilla a Benjamín a pedir trabajo al “Cochiloco” quien le hace la advertencia que una vez adentro de ese negocio ya no se puede salir de el. Es después de tomar esta decisión donde inicia la ruleta rusa para el personaje principal al cambiar su vida de manera vertiginosa, donde el dinero, las mujeres, las drogas y las armas son cosa de todos los días, su estilo de vida cambia, se vuelve más estrafalario y excéntrico, se ve envuelto en matanzas, desapariciones, levantones, actos de corrupción y demás “monadas” que son parte del diario acontecer nacional; en la película se hacen alusiones a personajes del narco como el infame “Pozoloero” quien sumergía sus víctimas en acido para desintegrarlas, personajes como el Papa Juan Pablo II, Vicente Fox y Miguel de la Madrid aparecen retratados con el personaje que da vida al capo principal de la película, también las cabezas que fueron lanzadas en un bar de Morelos son retratadas en la película, los narcomensajes, y muchos más.
Es difícil no ponerse a pensar después de ver este film, la situación actual del país ha orillado a muchos a irse buscando la paz que aquí no pueden encontrar, la impunidad, la injusticia, la corrupción de las autoridades en todos sus niveles acrecientan esa sensación de inseguridad y miedo, de impotencia, de saber que no se puede hacer nada para cambiar una situación de por si deplorable; es sorprendente que nuestra sociedad se este acostumbrando (sino es que ya esta acostumbrada) a estos niveles de violencia; la sangre y el terror recorren el país sin que alguien pueda detenerlos, es cierto que no todas las ciudades viven esta funesta situación pero la carencia de confianza en el gobierno orilla a que todos sospechemos de quien este junto a nosotros. La violencia se ha vuelto en tema de todos los días, todos los medios de comunicación tienen alguna nota referente a ella, no hay día que el país tenga paz, y no parece que se avecinen tiempos mejores, al contrario, parece que vamos a ir descendiendo cada día más y más en esta espiral de muerte y destrucción. Es difícil festejar con tan pésimas noticias, y más con el futuro que nos parece esperar a la vuelta del panteón, los colores de la bandera son los colores de la situación del país, con un verde para la mariguana, un blanco para la cocaína y un rojo para la sangre y la muerte de la nación, y un águila tendida en el suelo rendida ante tanta corrupción. Hoy el único grito que dará México será el del miedo y el terror.