El género de la ciencia
ficción se ha visto revitalizado en los últimos años, y algo que ha detonado
esto es el uso de las animaciones CGI, así como la llamada pantalla verde, estos
recursos son usados por las obvias complejidades, no se digan monetarias sino
técnicas, al más alto nivel científico, por lo que supone la imposibilidad de
grabar en otro planeta con un equipo de producción decente; sin embargo, muchos
cineastas se las han ingeniado para sortear este tipo de dificultades, y parece
estar en voga el que, desarrolladores que nunca habían tenido un acercamiento
con este género, comenzaran a experimentar con los nuevos avances que la
tecnología pone al alcance de los grandes estudios (y presupuestos), esta vez
tocó el turno a uno de los mexicanos que ha venido despuntando en el cine
norteamericano con su película “Los hijos del hombre” (2006) y que en México se
le conoce por su odisea juvenil, “Y tu mamá también” (2001), me refiero a
Alfonso Cuarón con su nueva película “Gravedad” (2013), quienle entra con todo
al genero con una aventura espacial llena de adrenalina y nerviosismo, contando
con dos actores con una carrera más que asentada en Hollywood como George
Clooney y Sandra Bullock (el primero con una carrera más estable y notoria), y
sumándose a la moda del 3D.
Gravedad nos sitúa de inicio
en una misión espacial a cargo de la NASA, agencia norteamericana encargada de
la exploración espacial, que en este caso supervisa el mantenimiento a uno de
los satélites estadounidenses; pocos minutos después de iniciada la cinta se
viene la primera marejada de adrenalina, los encargados de la misión en el
espacio se enteran de que los rusos destruyeron uno de sus satélites y que los
restos de este se encuentran orbitando a gran velocidad, por lo que la agencia
espacial sugiere que hagan lo necesario para evadir el impacto; la advertencia
llega demasiado tarde y los restos del artefacto soviético impactan con el
transbordador espacial matando a todos sus tripulantes, dejando en medio de la
orbita terrestre en la que hacen su traslación los satélites, a la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock) y al
científico Matt Kowalski (George Clooney), quien dentro del film ya ha hecho
varios viajes y cuenta con mayor experiencia que la novata doctora. Los
problemas de ambos personajes se agravan conforme transcurre la película, la
cual se torna en una vorágine de situaciones limite, vivimos en carne propia la
desesperante situación de Stone, todo gracias a la excelente mano de Lubeski,
quien consigue recrear de manera excelsa la claustrofóbica situación en la que
se encuentra la doctora norteamericana, sensación que se potencializa con el
uso del 3D, el cual es administrado de tal forma que su culminación resulta en
una excelente y lacrimógena escena, en la que la citada doctora, se da cuenta
de la complicadísima situación en la que está, sus opciones se reducen a buscar
una forma de llegar a la tierra o perderse, y morir en el espacio. El sonido
también ayuda a magnificar la desesperante atmosfera que se respira a través
del casco de la protagonista del film, somos testigos de sus más perversos alucines
mientras intenta deducir cómo diablos regresar a la tierra; las actuaciones son
buenas, aunque tampoco merecen la codiciada estatuilla dorada otorgada por la
academia estadounidense, lo atractivo de la cinta y lo que la hace funcional,
es su apuesta narrativa, más apegada a la parte visual, que consigue generar la
sensación de vértigo con la fotografía y el buen uso del 3D en una situación
fuera de control en un ambiente sumamente hostil.
El cine de Cuarón ha ido de
menos a más, sus propuestas fílmicas así lo constatan, el trabajo que ha tenido
con Emanuel Lubezki ha exigido que ambos despunten como dupla fílmica, lo
logrado con “Los hijos del hombre” (2006) sobresale por sus bien logrados
planos secuencia de un mundo post apocalíptico donde una mujer lleva en su
vientre el tesoro más preciado de la humanidad; en esta ocasión nos brindan
una estrepidante película, que si bien
carece de contar con una buena historia, nos lleva por una espiral descendente
con gran ritmo, manteniéndonos al filo de la butaca durante buena parte del
film, recreándonos con gran acierto una situación limite en el espacio
exterior, donde lo idílico del paisaje terrestre, se torna en la peor de las
pesadillas para cualquier ser humano, como despertar en medio de un desierto
sin nada más que un pantalón y una camisa, en donde las únicas opciones son
vivir o morir en un vasto y silencioso valle de olvido y redención.
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