Dreamland

Espacio donde gracias a la todapoderosa web me da la oportunidad y posibilidad de compartir con todos aquellos que lleguen a caer en este blog por azares del destino, escritos, fotos, videos y algunas otras cosas que he realizado sólo o en conjunto con otros cuates. Espero que les guste. Saludos

Hasta que la vida nos separe...

Hasta que la vida nos separe...
Todos los días son día de muertos

10 de enero de 2010

Alucinaciones reveladoras.



En una gélida y triste noche de invierno empecé a divagar, a recordar y soñar, me transporte de un lugar a otro sin siquiera estar consciente de donde estaba en ese momento; de repente me detuve y lo ví, sentado a mi lado, un rostro frío y cansado, lleno de ilusiones pero con poca esperanza, con grandes aspiraciones pero sin fe, lleno de respuestas y contradicciones, su nombre era tan legible como irracional, tan común como olvidable, un hombre que sabe la verdad pero que siempre habla con la mentira. Me senté a su lado a disfrutar de un banquete de confesiones, aderezado con sendos tragos de hipocresía e ingratitud, me tendió su mano adornada con un guante de un cristal tan hermoso, que podía ver como circulaba la sangre a través de sus venas, cuando lo toque, el guante se rompió en mil pedazos, el hombre hizo un gesto de molestia; sin embargo, no dijo ninguna palabra, aunque observe que puso una barrera, una esfera que hacia que una pequeña mesa pasara a ser un enorme salón, un hueco que era cubierto solo por ese extraño humo que salía de una cabeza de cerdo situada en el centro de la mesa y que me miraba fijamente, el extraño ser con el que compartía el cuarto se levantó y saco de un enorme costal una serie de cuadros, todos ellos contenían escenas que ya había visto pero que no recordaba, más extraño aún fue ver que en todos esos fragmentos aparecía la cara del cerdo, sin embargo nadie la notaba, era como si simplemente no estuviera.
De repente todo fue más claro, todo empezó a tomar un matiz más real, pude ver como en la cara de ese hombre comenzaba una extraña metamorfosis, grande fue mi sorpresa cuando vi que su rostro estaba compuesto del mío, un rostro y un ser que se muestra ante todos pero que en realidad no existe, algo que es pero no tiene esencia, algo que vive sin haber nacido aún, un ser que permanece después de haber muerto, un animal herido de muerte, era el rostro que damos y el cerdo es el rostro que no nos atrevemos a mostrar por feo y sucio, por sincero y despiadado, por grotesco e inmoral, el cerdo es nuestro estado más puro, el humo es la muestra de su debilidad y su efímera existencia, de su decadencia e intrascendencia, sin embargo ahí estaba yo, sólo, contemplándolo, admirándolo sin saber que hacer o decir, sabiendo que después de ese banquete, en el que me comía mi ego y mi ser, volvería a ser el mismo mortal enmascarado de siempre.

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