Dreamland

Espacio donde gracias a la todapoderosa web me da la oportunidad y posibilidad de compartir con todos aquellos que lleguen a caer en este blog por azares del destino, escritos, fotos, videos y algunas otras cosas que he realizado sólo o en conjunto con otros cuates. Espero que les guste. Saludos

Hasta que la vida nos separe...

Hasta que la vida nos separe...
Todos los días son día de muertos

28 de junio de 2012

Un enredo misterioso y efimero








La libertad es una lumbre
que necesita de muchas lumbres
para ser una lumbre verdadera.
                              
                           Julio Scherer

         Era muy de mañana cuando salí a la calle para comprar el periódico. Después de caminar un poco escuché los gritos de un voceador que anunciaba, a voz en cuello: "-¡El Sol!-Intereeeeeeesaaaantes meeeeeentiras!" Esperé a que se acercara para comprar mi diario -a veces más importante para mi que el café matutino, humeante y bien cargado-. Cuando estuvo a distancia conveniente lo llamé, porque amenazaba con pasarse de largo. Ya cerca de mí, pude observar que el voceador era ciego. Pagué mi periódico, no El Sol, sino Vida Nacional, y crucé la calle para desayunar, como acostumbraba, en "La taza del buen café", el lugar más concurrido, a todas horas del día, de aquella ciudad provinciana. Me senté a la mesa para leer el diario capitalino mientras ordenaba mi "frugal" desayuno -machaca con huevo, un plato de frutas, yoghurt con miel y café negro. Al desplegar el periódico ante mi vista, grande fue mi sorpresa al leer -a ocho columnas- la noticia que -según el editor- era la más importante del día: Ordena MUU (el Presidente, Gran Tlatoani del país) revisa planteamientos del PUN en Chirusa.
         Digo que fue grande mi sorpresa, porque en los últimos días se habían suscitado grandes protestas con motivo de las elecciones para gobernador del estado, marchas de 100 kilómetros realizadas por más de 20,000 manifestantes, bloqueo de carreteras, mítines airados de los supuestamente derrotados. Hasta el presidente municipal de Chirusa -capital del estado- se hallaba en huelga de hambre, "porque me agrede -según afirma- que a los chirulas se les coarten sus derechos y libertades".
       Y ahora, por primera vez, el Gran Tlatoani Miguel Urías Urdanivia (MUU), según el diario que tenía ante mis ojos, ordena a su ministro de gobierno que evalúe las protestas. Textualmente la nota (sin firma) señala:

El presidente Miguel Urías Urdanivia (MUU), por conducto de un grupo de diputados del Partido Unión Nacional (PUN), a quienes recibió ayer en Los Pirules, insto a todos los chirusitas a ceñirse estrictamente al orden jurídico y evitar trastornos al orden público. Simultaneamente, el jefe del Ejecutivo, encomendó al Secretario de Gobierno, Samuel Kaklet, y al subsecretario, Fernando Calleja, realizar las reuniones que fuesen necesarias para examinar en detalle los planteamientos del PUN, en relación a las pasadas elecciones en Chirusa.

       Tan abstraído y sorprendido me encontraba que ni siquiera por el olfato me había percatado del penetrante olor de la machaca con huevo (muy diferente al de los huevos machacados) ni del resto de mi desayuno, colocado allí -detrás del periódico- por la simpática mesera que ya casi era mi amiga.
        Debo aclarar que soy reportero de un semanario "de información y análisis" (como le llamamos) y que estoy aquí en Chirusa como enviado del mismo. Leer el periódico La Vida Nacional, que habla de todo lo habido y por haber: finanzas, economía (nacional e internacional), política (aunque en lo nacional se alinea con el Partido de la Única Revolución Auténtica -PURA-), deportes, "cultura-al-día", y para qué seguir, si en este enredo misterioso y efímero encuentro que todas las noticias se suman, se restan, se fusionan y se amplían al infinito.
        Recuerdo el comentario de una amiga mía -añorada en estos momentos de soledad- "Me gusta leer  La Vida Nacional porque al acabar de leerlo todo, hasta el crucigrama y las sabias respuestas de Sir Alfred Le Monde, siento que lo se todo, aunque nunca sé ni cómo lo sé... ¿Me explico?"
       Claro que mi amiga no se explicaba nada de nada. Ni a mi ni a nadie; pero acertaba al destacar esta característica de casi todos los "grandes" periódicos cosmopolitas: la enorme variedad de temas que manejan.
     Mientras pensaba en estas cuestiones, sin darme cuenta, ya había devorado -literalmente- fruta, machaca, yoghurt y café, así que pedí la cuenta a la mesera, para analizar con calma los sentimientos que me producía la diaria lectura de Vida Nacional, en el cual las noticias "verdaderas" son malas noticias, y, por supuesto, que para vender las malas nuevas, es necesario mezclarlas con las buenas; es decir, ¡con los anuncios publicitarios!
      Mientras mi casi amiga me traía la cuenta, miré rápidamente los encabezados. Inmediatamente abajo a la izquierda de la noticia de ocho columnas, leí apresurado lo siguiente 

* Fluirán los prestamos a Mexusa.         
* Otorga Japón a Mexusa un crédito por mil millones de dólares.
* Asegurar el crecimiento: imperativo.
* En marcha, un plan para abatir la deuda pública.

     Al leer esto último no pude menos que sonreír. ¿Cómo abatir la "deuda pública", cuando "fluirán prestamos"? De veras que en Mexusa "ni la burla perdonan", como dice un refrán popular.
       Pero sonreí con más euforia cuando la amable mesera -casi mi amiga- me tendió la cuenta:
- Aquí tiene, señor -me dijo muy seria
- Gracias -le respondí-. E inmediatamente saqué uno de nuestros cada día más devaluados billetes mexusanos y se lo di.
- Guárdese el cambio... es para usted.
Y quien sonrió ahora fue ella porque la propina era realmente generosa.
- ¡Gracias, señor! ¡Vuelva pronto! - me dijo con voz que yo interpreté como seductora.

       Partí sin darme cuenta siquiera de que había olvidado algo:
- ¡Su periódico, señor! - me gritó ella.
- ¡Gracias! - deje efusivamente, mientras extendía la mano para tomar el periódico que ella me entregaba.
     No podía dar crédito a lo que había leído, aunque sé por experiencia cómo se manejan la orientación política y la manipulación al elaborar noticias de la prensa. Y esto es lo que me da asco; el manejo espectacular, "amarillenta", que se da a ciertos hechos mediante caricaturas, fotografías y adjetivos con fuerte carga emocional o con una aparente -más bien hipócrita- objetividad y neutralidad.
   No pude resistir más y llamé por teléfono a Norma, una amiga periodista, oriunda de Chirusa. Iracundo, marqué su teléfono.        
     -¡Bueno!- respondió Norma al otro lado de la linea, con su inconfundible acento norteño.
-¿Norma? ¡Soy yo, Pancho! ¿Ya leíste Vida Nacional? ¡Hablan de la "concentración de la victoria" del PURA como de un apoteósico triunfo de la Revolución! ¿Tu crees?
-No, no lo he leído... Pero, ¿eso dicen? -comentó asombrada-. ¿Cómo?
-Sí, eso dicen... Un tal Angelo Mendaz o algo así: no recuerdo su apellido... Cuando tu sabes que trajeron a solo 14,000 acarreados con el empleo de sus sistemas tradicionales: ¡las listas, las amenazas, las promesas, la torta... y un billetito de recompensa!
-Pancho, no te exaltes. ¡Por favor! Ya sabes cómo es esto de la prensa...
-No es tanto eso lo que me da coraje, sino el hecho de que hace dos días, hasta con fotografías trucadas, dijeron que unos cuantos cientos de puñistas habían protestado por su derrota... y tú viste, como yo y como el corresponsal ése, que casi 50,000 asistentes rechazaron no su derrota, sino el fraude descarado que cometieron a los del PURA...
-Mira, Pancho, ¿por qué mejor no nos vemos? -me interrumpió Norma-. Tengo algo muy importante que decirte. Amenazas, ¿sabes? Otra vez...
     Por el tono de su voz, pude percibir que algo la angustiaba profundamente. Algo que no podía comunicarme por teléfono
-Como quieras. ¡Claro que sí! -respondí de inmediato.
-¿Por qué no nos vemos en media hora...? No, mejor en una hora... en "La taza del buen café"... ¿De acuerdo?
-De acuerdo
     Colgué el teléfono con un nudo en la garganta. Presentía lo peor. Ahí, encerrado en mi cuarto de hotel, nada podía hacer por ella. Aunque la había conocido sólo pocos días antes, habíamos entablado una buena amistad. Sus artículos en El periodiquillo sarniento -un diario marginal, independiente y crítico- dolían a los poderosos del estado de Chirusa, porque sacaban a relucir las corruptelas y las alianzas de políticos y narcotraficantes o contrabandistas. Nada menos el día anterior había hecho una patente y clara denuncia contra el jefe de la policía, al cual tachaba de inmoral -ladrón y cómplice de soborno- y de haber llegado al puesto sólo gracias a que fue el chofer del alcalde purista del municipio cercano de Cusi. "Los del PURA no son tan puros", había titulado su columna.
     Con la efervescencia política de los últimos días, a partir del primer domingo de julio, el tono de las amenazas, a Norma y a otros periodistas de El periodiquillo sarniento, habían subido de tono. Me tocó -a solicitud de ella- acompañarla a visitar la tumba de Alma Delia Cutiño -también periodista- muerta en un accidente automovilístico. "Muy pronto iré a acompañarte", -murmuró Norma en voz que apenas pude escuchar-. Aunque nada le comenté, un escalofrío recorrió mi cuerpo.
    A las 11 de la mañana, "La taza del buen café" era ya un hervidero de gente bulliciosa, alharaquienta. Apenas se podía pasar entre mesa y mesa. Con dificultades pude conseguir un lugar. Ahí esperé a Norma. Llevaba mi Vida Nacional para seguir leyendo, pero preferí escuchar, "como espía", las pláticas de la gente. Frases sueltas, deshilvanadas, llegaban hasta mi: "Los del PURA ya nos dieron en la pura..." -comentaba a mis espaldas un joven de voz profunda y bronca- "No te creas... Ora no será tan fácil..."- lo interpeló una muchacha de coz aguda y medio gangosa.
-¡En que piensas!- escuché a mi lado.
-¡Norma!- exclamé con verdadero gusto, al topar mi vista con su rostro moreno, de bellísimos ojos verdes ("zarcos", los llaman en el Norte).
-No te esperaba tan pronto. Y me levanté de mi asiento para besar su mejilla.
      En sus 24 años lucía realmente espléndida, rebosante de vida. Todo su ser emanaba fuerza, decisión, valentía. Realmente era toda una mujer. Un boccato di cardinale, decíamos en mis tiempos. Yo lo miraba sin poder ocultar el placer de estar con ella.
- Sentémonos, ¿no? Tenemos muy poco tiempo -dijo ella, sonriente.
-¡Claro!- asentí.
Ya sentados, le espeté la pregunta que me acuciaba:
-¿Nuevas amenazas?
-No, no son nuevas. Son tan viejas como la existencia del "Periodiquillo sarniento", y de otros muchos periódicos existentes en este "país de oro y limosna, país de policías" (como dice Efraín Huerta).
     Hablaba en voz baja, pero firme. Simplemente no quería ser escuchada por nadie.
-Tu sabes -continuó- que también a Ernesto Rosas, director de  nuestro diario, lo tienen amenazado. A él y a mi nos pretenden chantajear. Pero como no han podido, han decidido llamarnos por teléfono a cualquier hora del día o de la noche para lanzarnos amenazas de muerte. Me llamaron tres veces ayer en la noche... No sé a qué horas. Cuando tú me llamaste, pensé que eran "ellos". A Ernesto lo traen igual. "No se atreverán", me dice, pero yo sí tengo miedo. Son capaces de todo...
-¡No! -la interrumpí, con voz casi inaudible-. No son capaces de todo... Nos temen, aunque estemos desarmados...
-¿... y por qué son ya casi 200, o más los periodistas asesinados en los últimos cuatro años, en diferentes partes de Mexusa? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡No, no nos tienen miedo! El PURA, con toda su fuerza política y policiaca, con su ejercito y sus organismos dique sindicales no aceptan una sola voz disidente, que debilite, siquiera un poco, su poder portiriano. Vivimos dictaduras sexenales cada ves más opresoras y represoras. Por eso les duele lo que pasa aquí, en Chirusa... Y por eso compran periodistas, como al Ángelo ése que mencionabas hoy en la mañana. Ellos quisieran que todos los periodistas fuéramos iguales: manipuladores, sobornables, vendidos a sus intereses...
-Pero de cualquier manera... -quise interrumpirla.
-No, no de cualquier manera... -prosiguió ella retomando mis palabras-. ¡Tú, tú que has recorrido todo el país, respóndeme! ¿A cuántos periodistas conoces que estén realmente comprometidos con sus propios ideales y que sean capaces de arriesgar su vida o su seguridad por informar objetivamente sobre lo que les toca presenciar? ¿Cuántos?
-De todos modos -insistí-. De todos modos hay quienes viven casi siempre amenazados y no se doblegan nunca.
-Muy pocos... Poquísimos.
-Pero esos bastan...
-¡No, Pancho, no bastan! Entre todos los periódicos... desde los que dicen "que piensan joven", hasta los que diariamente "desinforman y malinforman la opinión", sólo unos cuantos nos atrevemos a denunciar con hechos, con la verdad en la mano... Y necesitamos más... Por lo menos otras veinte revistas como la tuya y cien periodiquillo sarnientos...
-Para hacer efectivo "el cuarto poder" -comenté en tono sarcástico.
-No, no para eso, sino para dar testimonio de la verdad... ¡No seas irónico! ¿Qué poder quiero yo? Sólo el poder de escribir y denunciar a los matones y saqueadores que tenemos por gobernantes y policías... ¿No sabes que aquí -como en otros estados de Mexusa- el gobernador protege a narcotraficantes y contrabandistas en gran escala? ¿Y que el subjefe de la policía es un matón a sueldo, que debe más de cien vidas? ¿Esos son los defensores y guardianes del orden? ¿Eso es el partido de la única revolución auténtica, el PURA? ¿Pura qué?
-Pero nosotros, periodistas, ¿qué podemos hacer?
-Tú lo sabes mejor que yo... Por lo pronto, no verderones al sistema, no dejarnos presionar, aunque nos den miedo sus amenazas.
     Para entonces yo había consumido casi media cajetilla de cigarros, impulsado por mi propia angustia, por la impotencia ante el poder, que siempre acababa, por algún medio, con los mejores. Miré a Norma Prieto que, en ese momento, buscaba a la mesera para que trajera la cuenta, con la mano en alto, "como pidiendo permiso para hablar", pensé.
-Eres muy guapa -le dije-, mujeres como tú no pueden ser víctima de los matones.
-¡Adio! -me dijo sonriente, con esa expresión tan norteña, y que nunca he escuchado en otra parte-. Ustedes los chilangos son todos iguales...
     Salimos, En la calle, unos quinientos automóviles desfilaban de norte a sur, tocando el claxón ininterrumpidamente. -¡Ta-ta.tá. ta-ta-ra-tá, ta-ta-tá, ta-ta-ra-tá!
-¿Ya ves? Este ardiente verano esta quemando las conciencias. Hasta el sol arde de ira... -Comentó Norma, en medio del estrépito.
-¿Cómo vas a llegar a tu periódico? -pregunté.
-Conozco mis caminos, mis veredas.
-¿Nos vemos... mañana? Sí, ¿no?
-Quien sabe... Yo te llamo.
-¿Tú qué? -grité; pues el ruido me impidió escuchar sus últimas palabras.
-¡Yo te llamo! -gritó Norma, casi en mi oído.
     Sentí su aliento tibio, su fragancia. Un escalofrío -ahora por otros motivos- volvió a recorrer mi cuerpo. Tomé a Norma de los hombros y le di un beso en la mejilla.
-Espero tu llamada, Norma... Cualquier cosa que necesites--- ya sabes... -murmuré en su oído.
-Gracias, Pancho.
     Dio media vuelta y avanzó unos pasos. La vi partir. Tal vez ella sintió miradas voluptuosas, porque se volvió hacia mi, y agitó su mano en señal de despedida. Una sonrisa se dibujo en su bello rostro moreno. Hice el mismo ademán, pero ella se había perdido entre la multitud de peatones que acompañaban a los automovilistas.
     El amanecer de ese nuevo día me despertó con un sobresalto. Había tenido un sueño cargado de pesadillas indescifrables. Entre cristales rotos caminaba las ruinas de un edificio, derrumbado como por un terremoto. Entre esas ruinas sentía pasos invisibles detrás de los míos. De pronto escuché una ráfaga de ametralladoras. Miré mi cuerpo ileso. Y desperté. Ya eran casi las siete de la mañana.
     Después de un duchazo rápido, salí como todas la mañanas a buscar mi periódico "¡El Sol...! -Interesantes meeeentiras! -gritaba el cieguito. Grandes titulares a ocho columnas anunciaban:

DOS PERIODISTAS ASESINADOS.

* Ernesto Rosas y Norma Prieto fueron emboscados.
* La policía sospecha de los fanáticos del PUN.
* Fue ayer como a las 10:30 de la noche.


     Casi arrebate el periódico al voceador y le pedí, además, Vida Nacional. Me dirigí con pasos apresurados a "La taza del buen café". Apenas estaban abriendo. Entré y tomé la primera silla que encontré para enterarme de los detalles. Muy poco agregaba El Sol a lo que decían los titulares; solo que el gobernador al ser entrevistado telefónicamente había declarado que la investigación sería exhaustiva -"hasta la últimas consecuencias"-. Además reprobó el crimen pues, dijo, "altera el régimen de derecho en que vivimos y afecta la paz social que por tantos y tan largos años hemos disfrutado en la entidad, gracias al PURA"... "La policía ya aprehendió a unos cinco sospechosos, miembros del PUN, a quienes se interroga (¿tortura?) en busca de pistas que conduzcan al descubrimiento de los autores intelectuales de tan reprobable acto..." Y bla, bla, bla. Luego me di a la tarea de descubrir la noticia en Vida Nacional. Nada en la sección "De los estados". Nada -mucho menos- en la Primera. Nada en las "Notas rojas"... Sólo silencio. "Aquí, en Mexusa, no pasa nada", pensé para mis adentros. Y sin esperar más -ni siquiera mi taza de café- me dirigí a mi hotel para redactar mi nota y enviarla a la revista. "No te preocupes, Norma, mujeres como tú no pueden ser alcanzadas por balas de esos matones", me decía a mi mismo, con los ojos empañados en lagrimas. "Todo esto no es más que un enredo misterioso y efímero..."



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