El penúltimo film de Sam Medes, antes de aventurarse a
dirigir una entrega más del espía más famoso del mundo (James Bond o también
conocido como 007), es la película que podría decir tiene el corte más “indie”,
lejos de los grandes estudios y presupuestos, con actores de un perfil más bajo
de los que venía acostumbrando utilizar (recordemos a Kevin Spacey y Annette
Bening para “Belleza Americana” -1999-, Tom Hanks, Jude Law y el legendario Paul
Newman en “Camino a la perdición” -2002-, o a Leonardo Di Caprio y Kate Winslet
en “Sólo un sueño” -2008-), y con un género en el que tampoco había decidido
participar como es la comedia, aún cuando el último segmento del film lo
podríamos situar más en el drama la película en su mayor parte la podemos
situar dentro del género de la carcajadas, mismas que salen con gratificante
naturalidad derivado de un guión (escrito por Dave Eggers y Vendela Vida)
plagado de momentos chuscos y diálogos graciosos. La historia, que lleva por
título “Away w go” (2009), traducido de
forma por demás espantosa en México como “El mejor lugar del mundo”, gira en
torno a la pareja conformada por Burt y Verona (interpretados por John
Krasinski y Maya Rudolph), y los eventos que se dan durante el sexto mes de embarazo
de la mujer que inician con una duda existencial y que, durante el inicio del
film, pareciera ser un momento más motivado por el desorden hormonal de Verona
que por dudas en torno a su relación con Burt,, en todo momento nos queda claro
el inmenso amor que este siente por ella; ese lapso de duda viene acompañado de
una visita a la casa de los padres de Burt , Gloria y Jerry (interpretados por
Catherine O´Hara y Jeff Daniels) quienes sorprenden a la pareja con el anuncio
de su inminente partida de Estados Unidos a Bélgica y la imposibilidad inmediata
de estar cuando el bebé nazca, esta noticia cae como un balde de agua fría para
los protagonistas del film quienes regresan a casa confundidos, esto los lleva
a preguntarse el futuro que desean para su hijo y deciden emprender un viaje que
los llevara a recorrer varias ciudades de los Estados Unidos en las que tienen
amigos o familiares, siendo de estas la primera en ser visitada la compuesta
por la pareja formada por la cínica y desinhibida Lilly (interpreta de forma
hilarante por Allison Janney) quien junto con su indiferente y catastrófico
esposo Lowell (llevado a la pantalla por Jim Gaffigan) intentan demostrar lo
desquiciado que alguien se puede volver después de tener niños, las constantes
groserías de Lilly para con sus dos
hijos Ashley y Taylor y la nula atención que Lowell tiene dan muestra de ello;
el primer destino queda librado de buena manera y esto nos anticipa lo que
vendrá en lo sucesivo, un viaje que más que llevarnos a lugares nos lleva a
conocer personalidades, familias y formas de vida, acompañadas de sus
respectivas carencias y desatinos que vienen a endurecer las preguntas que
surgen conforme los protagonistas se sumergen en el interior de los Estados Unidos,
desde una familia de hippies como la de LN y Roderick (interpretados por Maggie
Gyllenhal y Josh Hamilton) que creen que es malo tener una carretilla de bebé
en base a su fundamentalismo hippie, a conocer a una familia plagada de niños
pero con el inconveniente de que la mujer no puede concebir siendo todos ellos
adoptados (momento que a su vez sirve para traer consigo el aire dramático al
que me refería al inicio de esta reseña), hasta la visita familiar de
emergencia ya que, durante su viaje, Burt habla con su hermano a quien su
esposa dejo con todo e hija, por lo que
junto con Verona, tienen que ir de urgencia a las paradisiacas playas de
Miami a consolar al pobre Tom (interpretado por Chris Messina), momento que es
decisivo en esta “road movie”, ya que a raíz de esta visita Verona decide regresar a un lugar muy
especial para ella, sin embargo parece quedarse corto ante las diversas
situaciones que vivieron los personajes y que debieron haber redituado en un
debate moral mucho más intenso en ambos.
En el aspecto técnico la película se desenvuelve bien, la
fotografía de Ellen Kuras (quien también trabajó bajo las ordenes de Michel
Gondry en las películas “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” -2004- y
“Rebobine por favor” -2008-) retrata bien los paisajes norteamericanos durante el
recorrido de los personajes, sin embargo, también hay que mencionar que no es
algo en lo que la cinta destaque y es que, después de deleitarnos la pupila con
joyas como “Camino a la perdición” y “Solo un sueño”, esta cinta nos deja un
tufo a falta de recursos, que si bien no la hace mala, tampoco la sitúa dentro
de las mejores películas de la corta filmografía de Mendes; lo más rescatable
del film considero que es la música, las canciones interpretadas por el inglés
Alexi Murdoch logran cautivar al espectador con ese sonido sureño que parece
hacer merma en nuestro estado de animo, llevándonos a sentir el pesar de Burt y
Verona en los momentos más deprimentes del film, a estas composiciones se suman
las de artistas como George Harrison, Bob Dylan y The Velvet Underground,
teniendo con esto una banda sonora que complementa muy bien las intenciones
narratológicas de Mendes; en este eco de méritos la productora Pippa Harris
también tiene su galardón gracias a la aportación ecológica que tuvo con este
film, todo gracias a un diseño de producción “verde”, basado en un sentido
ecológico y de reciclaje para todos los aspectos que conllevan a la grabación
de un film (unidades equipadas con combustibles amistosos con el ambiente” como
el bio diesel o los vehículos hibridos, el desuso de las botellas plásticas de
agua, el reciclaje de tramoyas y entramados, entre otros).
“Away we go” es una película que cumple de forma
satisfactoria la primera misión que tiene cualquier cinta, entretener, ya es
cuestión de cada quien lo profundo que quiera llegar con el análisis y la
crítica hacia esta, en lo personal creo que la película deja que desear, más
cuando sabemos la calidad del trabajo del realizador, los personajes cumplen
con su papel pero se quedan cortos para los alcances dramáticos que pudieron
tener, aún reconociendo el factor cómico bien desarrollado, la película termina
siendo un drama, cuestión que queda desaprovechada en el film y que sólo se
hace presente ante las revelaciones de los personajes secundarios y la excelsa
música de Alexi Murdoch; podría partir de una premisa monetaria para justificar
o desprestigiar el trabajo del director, en lo personal creo que el dinero no
hace mejores historias, ejemplos como la película “Blue Valentine (Derek
Cianfrance, 2010) protagonizada por Michelle Williams y Ryan Gossling nos dan
muestra de ello, tal vez Mendes tomó este proyecto como una sencilla antesala a
lo que sería su siguiente film, tal vez esos viejos y nostálgicos aires
británicos resoplaban muy cerca del aclamado director londinense, tal vez esos
antiguos rumores del MI5 susurraban en su oído, tal vez un famoso espía inglés
lograba quitarle el sueño, tal vez tenía los ojos puestos en un cielo que
comenzaba a caer.
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