Dreamland

Espacio donde gracias a la todapoderosa web me da la oportunidad y posibilidad de compartir con todos aquellos que lleguen a caer en este blog por azares del destino, escritos, fotos, videos y algunas otras cosas que he realizado sólo o en conjunto con otros cuates. Espero que les guste. Saludos

Hasta que la vida nos separe...

Hasta que la vida nos separe...
Todos los días son día de muertos

21 de enero de 2010

Corazón tan blanco


Me permito tomar dos parrafos del libro "Corazón tan blanco" de Javier Marías que se me hace muy interesante, es la platica entre un representante del gobierno español y una mujer por parte del Reino Unido, espero les guste.
"...¿ha obligado a alguien a quererla?
Más de una vez, más de una vez, créame -dijo por fin la adalid inglesa, y había un titubeo de remota emoción en su voz aguda, tan remota que posiblemente ya no era recuperable más que bajo esa forma, en la voz imperiosa que de pronto titubeaba-. En realidad me pregunto si alguien me ha querido alguna vez sin que yo lo obligara antes, incluso mis hijos, bueno, los hijos son los más obligados de todos. Así me ha sucedido siempre, pero también me pregunto si hay alguien en el mundo a quien no le haya ocurrido lo mismo. Verá, yo no creo en esas historias que cuenta la televisión, personas que se encuentran y se quieren sin ninguna dificultad, los dos están libres y disponibles, ninguno tiene dudas ni arrepentimientos anticipados. Yo no creo que eso se dé nunca, jamás, ni entre los más jóvenes. Cualquier relación entre las personas es siempre un cúmulo de problemas, de forcejeos, también de ofensas y humillaciones. Todo el mundo obliga a todo el mundo, no tanto a hacer lo que no quiere, sino más bien lo que no sabe si quiere, porque casi nadie sabe lo que no quiere, y menos aún lo que quiere, no hay forma de saber esto último. Si nadie fuera nunca obligado a nada el mundo se detendría, todo permanecería flotando en una vacilación global y continua, indefinidamente. La gente sólo quiere dormir, los arrepentimientos anticipados nos paralizarían, imaginar lo que viene después de los actos aún no cometidos es siempre horrible, por eso los gobernantes somos tan imprescindibles, estamos aquí para tomar las decisiones que los demás nunca tomarían, inmovilizados por sus dudas y por la falta de voluntad. Nosotros escuchamos su miedo. 'Los dormidos, y los muertos, no son sino como pinturas', dijo nuestro Shakespeare, y yo a veces pienso que las personas todas son sólo eso, como pinturas, dormidos presentes y futuros muertos. Para eso nos votan y nos pagan, para que los despertemos, para que les recordemos que aún no ha llegado su hora que llegará, y sin embargo nos hagamos cargo de sus voluntades entre tanto. Pero claro, hay que hacerlo de manera que ellos crean todavía que eligen, como las parejas se unen creyendo ambos que han elegido despiertos. No es ya que uno de los dos haya sido obligado por el otro, o convencido si se prefiere; es que sin duda los dos lo han sido, en uno u otro momento del largo proceso que los llevó a unirse, ¿no le parece?, y luego a mantenerse juntos durante algún tiempo, o hasta la muerte. A veces los ha obligado algo externo o su descontento, su propia historia, su desdichada biografía. O incluso cosas que ignoran y no están a su alcance, la parte de nuestra herencia que llevamos todos y desconocemos, quien sabe cuándo se inicio este proceso..."

Por si te gustó:
Corazón tan blanco.
Javier Marías.
Editorial De Bolsillo.
1ra edición, Barcelona, 2006.

Al otro lado de la cadena

¿Alguna vez te has puesto a pensar en los demás?, ó ¿alguna vez has pensado en cuanta gente pasa enfrente de ti y que talvez nunca vuelvas a ver?, ¿qué es lo que hacen, lo que piensan, lo que comen, lo que sueñan?, ¿alguna vez te has preguntado si realmente vives tu vida al máximo?

Frecuentemente me cuestiono cosas que muchas veces parecen intrascendentes para los demás, pero que yo siento que tienen un alto grado de importancia en mi vida; cuando pienso que estoy pasando un buen momento atraviesa por mi mente la idea de que no conozco absolutamente nada, que a pesar de intentar saber cada día más a través de la observación o de cualquier modo, sé que al final me quedo con ese extraño sabor de boca: ¡quiero hacer más y lo quiero hacer ahora! A menudo por las noches me entran esas ganas de salir y descubrir ese basto mundo que delante de mi se presenta, lleno de misterios, lleno de vida, de amor, de tristeza, de soledad, un lugar que a muchos podría parecerles inhóspito, traicionero, voluble e impredecible, siempre enigmático; esa puerta siempre permanece abierta, siempre la veo, pero nunca me he atrevido a cruzarla, siempre pienso, mañana lo haré, pero termino regresando al principio, a una vida prefabricada como las de todos los demás (nacer, gatear, caminar, aprender, aprender, aprender, trabajar y morir); dicen que las mejores cosas de la vida son gratis y es cierto, pero seguimos aferrándonos a lo mundano, a lo material, no pensamos en dejar a nuestros hijos un enorme bosque, pensamos en amasar una cantidad importante de dinero para que ellos puedan vivir bien; “ellos”, curioso la forma en la que el hombre actúa, o en la manera en que quiere inmortalizarse, siempre a base de una actitud capitalista, son pocos los hombres que han figurado por su trascendencia cultural, la mayoría figura por su egoísmo, querer más dinero, territorios, ver retorciéndose de hambre a la gente que no tiene nada, saber que ellos trabajan para ti con un sueldo por demás miserable.

Nunca he estado tan alejado de la realidad como ahora, todos los días pienso en lograr lo mejor que pueda del día, pienso en mis proyectos, en mi trabajo, en que me voy a comprar, que música se esta escuchando, quien engaño a quien, simples trivialidades que hacen feliz a muchos, pero que a mi me hacen reflexionar, pensar, e intentar obtener respuestas, ¿por qué somos como somos?, ¿por qué no podemos ser tolerantes?, ¿por qué ese brutal deseo de hacerse notar, de alzar la mano y decir aquí estoy?, ¿por qué se siente bien entrar a un bar, viendo que hay gente esperando al otro lado de la cadena?, ¿por qué se sienten importantes cuando son simples seres humanos como los demás?, no conozco a nadie que tenga algo más, todos tenemos exactamente lo mismo, vivimos, dormimos, vamos al baño, tenemos sexo, peleas, añoranzas, sueños, frustraciones, tenemos todo pero a la vez no tenemos nada, no estaremos completos hasta aceptar que hay alguien más, que no todo gira a nuestro alrededor, el tiempo pasa de modo vertiginoso y le podemos perder la pista, hoy es un buen día para cambiar, no importa que llueva, que este soleado, eso es lo que menos importa, lo que importa es reconocer que se puede ser diferente, que se puede ser tolerante… hay alguien detrás de la cadena esperando que lo dejen entrar.

13 de enero de 2010

El extraño doctor insólito.

Uno de los personajes populares que siempre ha llamado poderosamente mi atención es “el huesero”; físicamente no disimila mucho uno de otro, sujetos que parecen más curanderos que doctores, una especie de medicina alternativa popular, muchos de ellos forman parte del diario acontecer de los mercados mexicanos. Pantentores de la “cura del susto”, una especie de bizarro y loco ritual pagano para desprender a un infante de sus “miedos”; el procedimiento consiste en sentar al niño de espaldas al Shaman, éste, con el singular movimiento de sus dedos, localizará donde se encuentra una pequeña hendidura en la cabeza del pequeño, haciendo su conjuro mágico el brujo libera al niño del mal, y el pequeño orificio de la espalda milagrosamente desaparece. Esta especie de doctores místicos acostumbra a dar besos en las partes recién curadas, un ejemplo consiste en tener un tobillo lastimado, no importa si es fractura o un simple esguince, el curandero no notará la diferencia entre una u otra lesión; tomando el pie entre sus manos busca el punto donde se localiza el golpe, por lo general se guía por la tremenda hinchazón que padece la mayoría de los lesionados que acuden a ver a tan singular personaje; una vez localizado el “dolor”, el brujo procede a frotar con sus dedos la zona desmadrada con más fuerza cada vez, en ocasiones unta una extraña pócima de su creación, un pequeño frasco que contiene el ungüento mágico contra cualquier dolor, de esta mezcla ancestral toma una pequeña porción con sus manos, untándola con más fuerza en las zonas donde exista más dolor, como si con esto pudiera llegar más profundo; una vez que ha concluido el doloroso masaje procede besar la parte adolorida, un oloroso beso que ayuda a calmar el dolor y sanar las heridas; con esto, una vez más “el huesero” a cumplido su misión, salvar al niño del temor.

10 de enero de 2010

Alucinaciones reveladoras.



En una gélida y triste noche de invierno empecé a divagar, a recordar y soñar, me transporte de un lugar a otro sin siquiera estar consciente de donde estaba en ese momento; de repente me detuve y lo ví, sentado a mi lado, un rostro frío y cansado, lleno de ilusiones pero con poca esperanza, con grandes aspiraciones pero sin fe, lleno de respuestas y contradicciones, su nombre era tan legible como irracional, tan común como olvidable, un hombre que sabe la verdad pero que siempre habla con la mentira. Me senté a su lado a disfrutar de un banquete de confesiones, aderezado con sendos tragos de hipocresía e ingratitud, me tendió su mano adornada con un guante de un cristal tan hermoso, que podía ver como circulaba la sangre a través de sus venas, cuando lo toque, el guante se rompió en mil pedazos, el hombre hizo un gesto de molestia; sin embargo, no dijo ninguna palabra, aunque observe que puso una barrera, una esfera que hacia que una pequeña mesa pasara a ser un enorme salón, un hueco que era cubierto solo por ese extraño humo que salía de una cabeza de cerdo situada en el centro de la mesa y que me miraba fijamente, el extraño ser con el que compartía el cuarto se levantó y saco de un enorme costal una serie de cuadros, todos ellos contenían escenas que ya había visto pero que no recordaba, más extraño aún fue ver que en todos esos fragmentos aparecía la cara del cerdo, sin embargo nadie la notaba, era como si simplemente no estuviera.
De repente todo fue más claro, todo empezó a tomar un matiz más real, pude ver como en la cara de ese hombre comenzaba una extraña metamorfosis, grande fue mi sorpresa cuando vi que su rostro estaba compuesto del mío, un rostro y un ser que se muestra ante todos pero que en realidad no existe, algo que es pero no tiene esencia, algo que vive sin haber nacido aún, un ser que permanece después de haber muerto, un animal herido de muerte, era el rostro que damos y el cerdo es el rostro que no nos atrevemos a mostrar por feo y sucio, por sincero y despiadado, por grotesco e inmoral, el cerdo es nuestro estado más puro, el humo es la muestra de su debilidad y su efímera existencia, de su decadencia e intrascendencia, sin embargo ahí estaba yo, sólo, contemplándolo, admirándolo sin saber que hacer o decir, sabiendo que después de ese banquete, en el que me comía mi ego y mi ser, volvería a ser el mismo mortal enmascarado de siempre.

Entre sueños.


Tengo la certeza de que todo continua; sin embargo, todo desaparece; hoy me levante después de correr en una pradera somnolienta, ¿estoy despierto?, ¿respiro?, todo sigue y heme aquí parado entre una multitud, cientos de rostros sin rasgos desfilan ante mi, todos se parecen aunque sean diferentes, ¿quiénes son?, ¿qué hacen aquí?, puedo sentir sus respiraciones, sus pulsaciones, pero ellos no me sienten a mi, me pasan como si no estuviera, como si no existiera, si esto no es un sueño ¿qué es? Yo existo aunque nadie se percate de ello, es por esa razón que he decidido seguir soñando, en ese lugar donde me siento vivo.

Ayer me desperté y seguía dormido.