Dreamland

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Hasta que la vida nos separe...

Hasta que la vida nos separe...
Todos los días son día de muertos

14 de enero de 2011

Skyline, o cómo sobrevivir 90 minutos a una película sin sentido.



El hombre siempre ha tenido la imperiosa necesidad de buscar vida en otros planetas, de saber que no esta solo en este vasto universo que segundo a segundo se expande, de encontrar nuevas civilizaciones que conduzcan a la humanidad por un nuevo sendero de paz y de amor, o, en su lado más transgresor, que nos esclavicen, torturen y destruyan todo lo que ha construido. En este sentido se han escrito innumerables libros de ciencia ficción, donde el hombre invade otros planetas, donde existen sociedades avanzadas o con capacidades físicas o mentales superiores a las del ser humano, otras tantas hablan de lo opuesto, de invasiones alienígenas, donde monstruosos seres atacan y esclavizan a los habitantes de las ciudades más importantes del planeta tierra, entes de gran tamaño y voluptuosidad que pueden hacer añicos a una persona con tan solo pensarlo, gigantescas naves nodrizas capaces de transportar ejércitos de seres dispuestos a destruir todo lo que encuentran a su paso, batallas aéreas donde los obsoletos cazas americanos, europeos y rusos son destruidos cuales viles moscas por batallones de platillos voladores, entre otras muchas situaciones de pánico colectivo extraídas de la mente de alguien que algún día soñó o pensó que la tierra puede ser objeto de alguna invasión en cualquier momento.
En este sentido, el cine no se ha quedado atrás, y muchas de las obras de ciencia ficción de autores como Philip K. Dick, Orson Wells, Ray Bradbury, entre otros, donde la tierra es colonizada por extraterrestres, han sido llevadas a la pantalla grande, y otras han sido invención de guionistas o directores (como Día de la independencia, Alien el octavo pasajero, Depredador, E. T. el extraterrestre e Inteligencia artificial, por mencionar algunas), esto refleja que los extraterrestres han sido y siguen siendo un tema muy redituable para las grandes productoras hollywodenses que no tienen empacho en invertir millones de dólares en este tipo de cintas donde por lo general la raza humana (ayudada como siempre por los norteamericanos) sale triunfante, no sin antes ver caer las grandes metrópolis o monumentos mundiales (léase la estatua de la libertad, la torre Eiffel, el Cristo redentor de Sao Paolo, etc.). En este sentido Skyline representa una película más, con la diferencia de que no hay vencedor ni vencido ya que el argumento es muy pobre; la película, que inicia prácticamente dos veces, sigue las peripecias de un grupo de desafortunados amigos que después de una noche de juerga despiertan en plena madrugada para darse cuenta que unos misteriosos ases de luz caen del cielo llevándose consigo cientos de humanos sin un fin especifico (prácticamente al final de la película se devela este misterio, aunque deja muchísimo que desear, más aún cuando la clásica fórmula de “el amor todo lo puede” se hace presente de una manera muy desconcertante). Los enigmáticos personajes de este film, de los que nunca se menciona la relación ya que únicamente se nos presenta un miserable intento de amistad entre un joven caucásico y otro afroamericano, el primero residente de Nueva York y el otro de Los Angeles (no podían faltar las grandes urbes estadounidenses); el neoyorkino tiene una relación, al parecer seria, con una mujer de la que no se sabe absolutamente nada, salvo que esta embarazada (situación que sirve para desarrollar el patético desenlace de este film), ellos viajan al cumpleaños del amigo angelino, a quien presentan como un acaudalado joven quien no escatima recursos para darse todo tipo de lujos y comodidades (tiene un ferrari, vive en el penthouse de un lujoso edificio, tiene un yate, su departamento esta repleto de innovaciones tecnológicas que ayudan a hacer más fácil la vida del personaje), este a su vez tiene una relación sentimental con una rubia y al mismo tiempo con la que parece ser su asistente (la cosa era agregar más personajes a esta película para irlos despachando poco a poco y dejar al final a dos, que ya se imaginaran cuales son), a estos personajes se van sumando otros que no se sabe quienes son, su única función es morir en algún momento. Pero regresando al desarrollo de la cinta, poco después de que estas luces caen sobre la ciudad, se logran ver avistamientos de naves espaciales (que algo de orgánico tienen en su estructura) mismas que sin más ni más se plantan en el espacio aéreo sin que nadie haga nada (extraño en los gringos que a la menor provocación hacen uso y lujo de todo su arsenal militar, léase aviones de combate, tanques, artillería pesada, y demás amenidades armamentísticas que poseen), estas gigantescas naves nodrizas están acompañadas de unos organismos voladores que, al parecer hacen la función de reconocimiento y ataque/captura de los desafortunados sujetos que encuentran a su paso, estos tienen la particularidad de tener una especie de tentáculos en lo que se diría es la parte posterior de la nave, dando la sensación de estar contemplando gigantescos calamares voladores (que se han vuelto una constante en el cine alienígena, quien no recuerda la extraña melena del depredador que el valiente Schwarzeneger tuvo que derrotar, o la complexión tentacular de los malvados seres de Día de la independencia), mismos que parecieran extraídos de una pesadilla de Lovercraft; aunado a estos organismos existen otros que son una especie de trolls de gran tamaño, que también cuentan con extremidades que son una especie de tenazas de cuatros aspas que hacen la función de las manos, todas estas criaturas tienen la formidable capacidad de regenerarse, no importa cuantos disparos o misiles impacten sobre ellos (en un punto de la película, donde después de esperar por horas la tardía respuesta del ejercito gringo, que más se parece a las fuerzas armadas de México – por eso de la respuesta “inmediata” -, se desarrolla una impresionante batalla aérea, donde todas las naves gabachas son destruidas, sin embargo, una alcanza a disparar sobre una de las naves nodrizas – de la que salen cientos de pequeñas naves de asalto – que cae sobre la superficie terrestre y que, para asombro de los personajes de esta historia, logra regenerarse). Esto es la película en si, la búsqueda de la supervivencia de unos personajes de los que no sabemos nada en una de las ciudades más importantes de los Estados Unidos, y el increíbles despliegue de maldad alienígena sobre esta; sé que la película se hizo con un presupuesto muy bajo y que la mayor parte de ella se hizo en postproducción, cuestión que se nota desde el guión que esta muy mal trabajado y que sigue la línea de muchas de las películas (con Transformers como bandera) que han salido en tiempos recientes de la llamada meca del cine.
En conclusión puedo decir que esta cinta es una bazofia más a la que nos tiene acostumbrados el enajenante cine yanqui, donde la historia es lo menos importante y los efectos son el punto de lucimiento de una película que no tiene ni pies ni cabeza, es triste ver este tipo de películas, sobre todo para los amantes de la ciencia ficción (y en especial de filmes donde las invasiones extraterrestres son el punto neurálgico, de las cuales me declaro admirador y seguidor) que esperan por una cinta que haga las delicias de los millones de seguidores que tienen alrededor del globo, por lo pronto, este año inicio con una decepción, esperemos que a lo largo del mismo cambie esta percepción, se avecina Batalla por Los Angeles, de la cual el tráiler se ve bien, aunque no es de extrañar que en este tipo de cintas, en muchas ocasiones, el avance sea mejor que la cinta en sí.


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