Dreamland

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Hasta que la vida nos separe...

Hasta que la vida nos separe...
Todos los días son día de muertos

8 de noviembre de 2012

La re interpretación gráfica.















Escrita en 1997 por John Wagner, a quien también se le conoce por ser el creador del Juez Dredd, personaje que a su vez fuera llevada al cine por Danny Cannon y encarnado por Sylvester Stallone, cómic en el que conoció al dibujante Vince Locke con quien haría la novela que nos ocupa, Locke es famoso también por ser el encargado del arte en los discos de la banda de Death Metall norteamericana Cannibal Corpse, así como por dibujar el serial de zombies Deadworld; esta narrativa gráfica daría pie a crear una obra cinematográfica, siendo David Cronenberg el encargado de trasladar esta historia al celuloide en el año 2005, aún a pesar de ser un director que, hasta ese momento, se había caracterizado más por tener películas que parecían alejadas al género gangsteril. La novela gráfica y su re interpretación fílmica difieren mucho una de otra, podría decir que la primera parte de la película (hasta que Tom tiene el encuentro con los matones afuera de su casa, momento que retomaré más adelante), es la que se mantiene más apegada a la idea original del cómic, aun cuando hay divergencias que, si bien no afectan la historia, si varían de uno a otro medio y que iré mencionando conforme avance en esta comparativa; el inicio de ambos formatos difiere uno de otro pero en los dos casos sirve para lo mismo, presentar unos matones sin escrúpulos que deambulan por el mundo dándole rienda suelta a sus impulsos criminales, tanto en papel como en película el resultado es satisfactorio, siendo el del cómic mucho más efímero y brutal ya que nos hace participes del asesinato (dos tipos disparando desde una camioneta a una pareja que pide aventón a orilla de carretera); por su parte, en la película ya vemos consumado el acto, aunque tiene un cierre más devastador (el hombre encañonando a una niña y disparándole, sonido que parece despertar a la pequeña Sarah -hija de Tom- de una pesadilla, como un presagio de lo que sucederá en el film). Estas brutales aperturas nos dan aviso de lo que esta por desatarse en un pequeño y apacible poblado norteamericano, donde todo el pueblo se conoce entre sí y son muy celosos de los visitantes foráneos; a este lugar llegan la pareja de animalados criminales en busca de sus siguientes víctimas que piensan conseguir en el merendero de la familia McKennan/Stahl (la diferencia de apellidos es porque cambian de un formato a otro, en la novela gráfica se utiliza el primero, los miembros de ambas familias son Tom –interpretado en la película por Vigo Mortensen-, Edie –interpretada en la película por Maria Bello-, la pequeña Sarah –interpretada por Heidi Hayes-, el único personaje de la familia que cambia de nombre es el hijo, siendo en la novela original Buzz y en la película Jack –interpretado por Ashton Holnes-); la entrada en escena de los matones es similar en ambos medios, las secuencias son bastantes parecidas, el brutal golpe con la cafetera que Tom le da a uno de los criminales esta fielmente recreado en la película, la mayor diferencia es que en la novela su esposa se encuentra saliendo del local al momento que los asesinos entran al mismo; posterior a este evento, Tom es asediado por los medios de comunicación que se refieren a él como el nuevo héroe norteamericano, lamentablemente la fama viene acompañada de malas de noticias, un grupo de mafiosos hace escala en el pueblo tras conocer la fabulosa historia del afamado protector, al parecer algo conocen del protagonista. El encuentro entre Tom y los mafiosos de la costa este, se lleva a cabo en la misma cafetería que había servido de marco para el violento evento inicial, en esta ocasión las diferencias vuelven a surgir, comenzando aquí a definir el camino que cada medio seguirá en lo sucesivo, en la historia original el grupo de matones liderado por John Torrino (en la película este mismo personaje tiene por nombre Carl Fogarty y es interpretado por Ed Harris), quien se hace acompañar en todo momento por la dupla formada por Anthony Palestrina y Charles Aldo Rossi (en la película Charles Roarke y Frank Mulligan), los tres originarios de Nueva York (en la película de Pesnilvania, ciudades que en ambos medios juegan un papel relevante), el trío irrumpe en la cafetería en la que Tom se encuentra trabajando, la charla que se da entre dueño y visitantes va de menos a más, la revelación de que al parecer los matones ya conocen a Tom de un pasado violento parece no hacer eco en los oídos sordos y confiados de los comensales y la esposa del protagonista, quienes en todo momento defienden la integridad, honorabilidad y respeto que tiene el protagonista en el pueblo; la gran diferencia radica en que en la novela gráfica, John Torrino (Ed Harris en el film), después de ser advertido por uno de sus secuaces de la falta del dedo meñique de Tom, saca un pequeño frasco que cuelga de su cuello que contiene uno que parece ser el de Tom, a quien los matones se refieren como Joey, nombre que a su vez utilizan los mismos personajes del film con el protagonista del mismo; existen otras diferencias menores como sucede con la dupla que acompaña a Torrino/Fogerty a quienes siento más explotados en la historieta, dándoles una personalidad más violenta, en la cinta tienen un papel muy secundario, probablemente para no abrumar con tantos personajes y centrar el peso de la historia, y su consecutivo desenlace, en un sorpresivo encuentro final. Tanto en la historia original como en la película estos desalmados personajes siguen teniendo encuentros con Tom y Edie, desde vigilar las afueras de su casa y cafetería hasta un furtivo encuentro que la esposa e hija de Tom tienen con ellos en un centro comercial, para cerrar con una reunión definitiva que cambia el destino de ambas historias, original y adaptación; en ambos casos el dramático evento se lleva a cabo en el exterior de la casa de Tom, el violento trío lleva consigo al hijo del protagonista al cual amenazan con matar en caso de que Tom no revele su verdadera identidad, que confiese a su familia su terrible pasado para que sepan que nadie se escapa de este, que tarde o temprano todos los pecados cometidos se tienen que pagar; es en este punto donde las diferencias principales comienzan a surgir, mientras en la novela gráfica la venganza de Torrino es más personal, en el cine esta también lleva una fuerte carga familiar, al enterarnos que el hermano de Tom, de nombre Ritchie Cusack (interpretado por William Hurt) y quien al parecer es un temible jefe de la mafia de Pensilvania, esta buscando afanosamente tener un encuentro con su desaparecido hermano; el desenlace de la escena también difiere, en la novela gráfica Tom dispara a un tanque de gas propano lo que provoca una explosión que mata a los dos matones y deja vivo a Torrino, personaje que, aún convaleciente esta a punto de matar a Tom pero es violentamente detenido por un escopetazo en la espalda que dispara Edie (aunque esto no lo mata tampoco); en la película esta misma escena transcurre con la misma carga violenta, salvo que aquí todo es por agilidad animal del protagonista quien, tras ser desarmado, recurre a una serie de rápidos y cronometrados movimientos logra desarmar y matar con un tremendo golpe en la nariz a uno de los matones, seguido de llenar de plomo con violencia desmedida al otro de ellos pero caer abatido por un proyectil de la pistola del líder matón llevado al cine por Harris, aunque al final es su hijo Jack quien termina matando al mafioso con un escopetazo.
De aquí en adelante las historias cambian por completo, en la historia original estos eventos traen como consecuencia inmediata que Tom confiese su tremendo pasado, y es a raíz de este relato que la película toma distancia de la novela gráfica, este cambio de dirección también da origen a iniciar el capítulo dos que lleva por título “The Brooklyn murders” (el primero de ellos es “A small town killing”), que se remonta a la niñez de Joey (nombre original de Tom tanto en la historieta como en el film) en un barrio de Brooklyn en Nueva York, donde jugaba beisbol con su amigo Ritchie Benedetto, cuyo hermano Steve, trabajaba con la mafia liderada por el obeso Lou Manci y su guardaespaldas principal, John Torrino, quien a la postre mata a Steve por quererse pasar de listo. Derivado de este suceso, Ritchie planea vengar a su hermano con la ayuda de Joey quien para este punto se dedicaba a hacer robos menores con él, la ejecución se lleva a cabo aún ante la negativa de Joey, pero la repentina operación a la que tiene que ser sujeta su abuela, con quien vive, lo llevan a cometer el delito para obtener recursos; el sangriento acto se lleva a cabo en un restaurante a donde acude Manci y Torrino cada cierto tiempo a comer y contar sus jugosos dividendos, los jóvenes, disfrazados con uniformes de boy scouts llegan desapercibidos enfrente del local para desatar una balacera que termina en una verdadera masacre, dando muerte al líder de la mafia e hiriendo de gravedad a Torrino, cosa que da al traste con su plan pues este era aniquilar a ambos criminales. Tras cometer el terrible acto, tanto Ritchie como Joey toman diferentes caminos, el primero con el dinero robado comienza a vivir una vida desenfadada y precoz, el otro prefiere mantener un bajo perfil, y es el derroche del primero lo que lo lleva a tener un atroz encuentro con un Torrino ya recuperado de las heridas y esperándolo con un hacha como muestra de bienvenida, lamentablemente para el protagonista de la historia no toda la "diversión" sería "disfrutada"por su amigo, John le da su respectiva carga de adrenalina al perseguirle por un oscuro callejón,después de forcejear Joey cae al suelo y Torrino, de pie cargando el hacha en una mano, suelta un violento golpe con el afilado objeto, Joey se mueve pero no lo suficientemente rápido cercenándole el dedo meñique de la mano izquierda, en el suelo encuentra tirado un alambre de púas que latiguea violentamente contra el rostro del furioso matón enterrándole una en el ojo, en esta parte es donde se nos explica el por qué de tan amenazador rostro que hace tan temible al antagonista de la historia así como también de la sed de venganza que tiene sobre Joey y de dónde fue que obtuvo el dedo que cuelga de su cuello en un frasco. En la película esto es suprimido, en su lugar vemos a Tom coger carretera, no sin antes tener una breve despedida sexualmente torcida con su mujer, y manejar hasta llegar a Pensilvania para un encuentro familiar con su hermano Ritchie quien ya se encuentra esperándolo; la reunión de los consanguíneos  resulta tan violenta como la veíamos venir, la implacable búsqueda y sed de venganza de Ritchie son motivadas por la traición de su hermano, quien nunca niega dichas acusaciones, más bien se mantiene alerta para aprovechar cualquier descuido de los imponentes gorilas o guaruras que tiene el líder gansgteril; el desenlace lo podemos imaginar, pero es la escena final la que probablemente compense el giro de tuerca con relación al cómic, que si bien es parecido, resulta mucho más profundo y conmovedor en la adaptación cinematográfica.
Por su parte, el tercer y último capítulo de la novela gráfica (“With evil intent”) cuenta el viaje de Tom a Nueva York, viaje que le sirve para encontrarse con sus raíces en su antiguo barrio de Brooklyn, re encontrarse consigo mismo y su terrible maldición, el encuentro con un destrozado conocido tras una revelación que tuvo que ser confirmada dos décadas después, todo para conocer al heredero de un antiguo enemigo sumamente amenazador que busca vengarse y demostrarle su forma de infringir dolor, todo da como resultado un final sumamente violento y demoledor, 

















Ambas historias son muy buenas, Vigo Mortensen cumple con su actuación presentándonos a un Tom que podríamos denominar es “un alma de Dios”, un pueblerino honorable como todos los que lo habitan pero que tristemente esconde un oscuro pasado y una violenta naturaleza humana que espera ansiosa por salir; Ed Harris infunde respeto y temor (tal vez se pudo explotar más este último elemento), la escena del merendero en la que es presentado la desarrolla muy bien y logra entregarnos un personaje atemorizante que busca afanosamente re encontrarse con Joey, aunque siento que el personaje pudo dar más de sí; William Hurt, quien cumple el papel del hermano de Joey (siguiendo la lógica del film), lo hace bien, aunque siento que su papel estuvo muy desaprovechado, creo que la última charla que tiene con Joey queda a deber, más aún cuando ese evento es lo que precedió al increíble caudal de sangre que corrió en el pueblo y la violenta masacre que hasta este punto Tom a propinado a los guarros en la mansión de su hermano, en ningún momento se nos aclaran los motivos de Ritchie para vengarse, sólo menciona una traición familiar, aunque no sabemos la naturaleza de esta, misterio que puede ayudar a crear un halo enigmático en torno al personaje principal; muy a pesar de esto la película no deja de ser buena, al contrario, Cronenberg (quien repite en su trabajo con buena parte de su personal de cabecera como Peter Suschitzky en la foto, Howard Shore para la banda sonora y su hermana Denise Cronenberg en el vestuario) creo que la termina de forma brillante y devastadora, una interpretación que cambia para adaptarse de un medio a otro, en el que el elemento de transformación, primordial en la obra del reconocido director canadiense, se da en el seno familiar, en el olvido y el perdón que muchas veces pareciera imposible otorgar. Del otro lado y para terminar tenemos a la novela gráfica, que deje al final a propósito para cerrar hablando de la idea que dio origen a la película y que, a su vez, me dio pie a realizar una comparativa, el bello dibujo de Locke en blanco y negro en todo momento transmite la intención narrativa de Wagner, con algunas viñetas que resaltan por la saturación de la tinta negra y que sirven para hacer especial énfasis en los momentos clave de la historieta, el encuentro con los matones afuera de la granja de los McKenna, la matanza en el restaurante italiano, el violento encuentro entre Torrentino y Joey en el callejón, y el devastador y emotivo final son muestra de ello, su crudeza visual sólo se puede comparar a los atroces viñetas dibujadas hacia el último tramos de la historia. Wagner nos entrega una historia desgarradora y nos hace prestar atención, su introducción aboga a la probabilidad fatalista que cada uno tiene al salir de paseo, nadie esta exento de tener un encuentro con un maniático suicida cargado con poderosas armas de fuego un domingo en un centro comercial, de enterarnos que alguien cercano a nosotros es un delincuente o matón profesional, la cuestión, como bien la plantea Wagner es, ¿qué hacemos ante esto?, ¿nos intentamos hacer los héroes y desarmamos al matón?, o nos refugiamos rezando que alguien más haga esa labor, ¿denunciamos al amigo o nos volvemos participes y cómplices con nuestra relación?; estos planteamientos son la premisa de una historia que involucra a la familia y amigos, conocidos y extraños, como un evento desafortunado puede cambiar la vida de alguien para siempre, así como la de todos los que lo rodean, porque nadie esta exento de encontrarse en un situación extrema a la vuelta de la esquina, porque todos al fin y al cabo tenemos una historia violenta.



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